La enfermedad renal crónica (ERC) afecta a alrededor del 14% de la población general. Por ello, muchos de nuestros clientes nos preguntan, "¿Puedo obtener una incapacidad por enfermedad renal?".
En esta entrada del blog, vamos a echar un vistazo a la enfermedad renal crónica y examinar cómo calificar para la discapacidad del Seguro Social para la enfermedad renal.
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¿Qué es la enfermedad renal crónica?
Dos de los principales factores que contribuyen a que una persona desarrolle una ERC (enfermedad renal) son la hipertensión arterial y la diabetes de tipo II, ambos en aumento a medida que la población estadounidense aumenta su sobrepeso. Cuando la enfermedad renal progresa hasta cierto punto, puede provocar la necesidad de diálisis y, en última instancia, de un trasplante de riñón. Incluso antes de eso, los síntomas de la enfermedad renal crónica pueden incluir micción frecuente, fatiga, hinchazón de manos y pies, náuseas, calambres musculares y, a veces, un notable oscurecimiento de la piel.
Estos síntomas pueden ser lo suficientemente graves como para impedir que una persona trabaje y darle derecho a una invalidez por enfermedad renal.
Incapacidad por enfermedad renal: Cómo obtenerla
La Administración de la Seguridad Social (SSA) reconoce que los síntomas y tratamientos de la enfermedad renal pueden, por sí mismos, ser tan limitantes como para incapacitar a una persona, por lo que cuenta con una categoría en su Listado de Impedimentos específica para los enfermos de ERC.
No sólo eso, sino que en la mayoría de los casos, un enfermo renal crónico también padece otras afecciones médicas que merman su capacidad para trabajar. Cuando una persona con enfermedad renal crónica no cumple los requisitos técnicos del listado, puede recibir la aprobación para recibir prestaciones por incapacidad si su "capacidad funcional residual" o RFC (es decir, lo que puede hacer a pesar de sus deficiencias) se ve significativamente afectada por la combinación de todas sus afecciones médicas.
Existen dos protocolos de tratamiento de la ERC que dan derecho automáticamente a una incapacidad por enfermedad renal:
- Diálisis: Si su enfermedad renal crónica progresa hasta el punto de necesitar diálisis para limpiar su sangre (porque sus riñones ya no pueden hacerlo), se le considera automáticamente "discapacitado" si la diálisis se ha realizado, o deberá realizarse (según certifique un médico), durante al menos un año.
- Trasplante: Si como consecuencia de su enfermedad renal crónica recibe un trasplante de riñón, una disposición específica del listado establece que se le considerará automáticamente "discapacitado" durante un año tras el procedimiento de trasplante. Esto se debe principalmente a que los medicamentos antirrechazo que toman todos los receptores de un trasplante de riñón limitan en gran medida lo que pueden hacer y a lo que pueden exponerse. Si su organismo acepta el trasplante y se recupera durante ese año, su periodo de incapacidad finalizará y dejará de tener derecho a las prestaciones, a menos que otras afecciones sean lo suficientemente graves como para impedirle trabajar (véase más adelante). Por ejemplo, muchos receptores de trasplantes (debido a los medicamentos antirrechazo) desarrollan otras infecciones o afecciones lo suficientemente graves como para impedirles trabajar a tiempo completo. Para estas personas, las prestaciones se prolongarán hasta que TODAS sus afecciones discapacitantes mejoren hasta el punto de que puedan trabajar.
Otras formas de solicitar una incapacidad por enfermedad renal
Además de estos dos protocolos de tratamiento de la enfermedad renal crónica, también se puede cumplir el listado demostrando otras afecciones mediante pruebas médicas, como osteodistrofia (degeneración ósea), neuropatía periférica, anorexia y otras. Como en todos los listados, los requisitos son muy específicos y detallados, y deben cumplirse en su totalidad para que se le considere "discapacitado" en virtud de este listado.
Si su ERC es lo suficientemente grave como para causarle problemas importantes en su vida diaria, pero no lo suficientemente grave en los aspectos específicos que deben coincidir con los requisitos del listado, aún puede recibir prestaciones demostrando que su RFC es tan limitada que no podría trabajar mucho o nada, por sencillo o fácil que sea el trabajo. Puede probarlo demostrando otros problemas de salud física o mental que, en combinación con su ERC, le limitan tanto que no puede trabajar.
Por ejemplo (como se mencionó anteriormente), muchas, si no la mayoría de las personas con enfermedad renal crónica también tienen presión arterial alta o diabetes tipo II, y muy a menudo estos abrumadores problemas físicos van acompañados de depresión y ansiedad por tener que lidiar con ellos. Los síntomas de todas estas condiciones, cuando se ven juntos, pueden muy bien impedirle hacer lo que hay que hacer para completar un día de trabajo completo. Si la SSA o un juez administrativollega a la conclusión de que esta combinación de deficiencias limita su RFC tan gravemente que pocos o ningún trabajo podría adaptarse a sus limitaciones, puede que le aprueben las prestaciones aunque no cumpla los requisitos de la lista de enfermedades renales crónicas.
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