Todo caso de lesiones personales puede resumirse en dos componentes principales: responsabilidad y daños. Básicamente, la responsabilidad consiste en determinar si el demandado es legalmente responsable del incidente y de las pérdidas económicas que puedan derivarse del accidente. Para que la parte sea legalmente responsable, primero debe demostrarse que ha sido negligente. La negligencia es la falta de diligencia razonable por parte de un individuo o una parte, se refiere al incumplimiento por parte de una persona de un deber de conducta impuesto por la ley. Toda persona tiene el deber de actuar con diligencia ordinaria para protegerse a sí misma y a los demás de cualquier daño. Por diligencia ordinaria se entiende el grado de diligencia que una persona razonable y prudente emplearía en circunstancias iguales o similares para protegerse a sí misma y a los demás de cualquier daño. La negligencia debe probarse para que prospere una demanda por lesiones personales.